Comunicado 10-11-2015

COMUNICADO DEL 10-11-2015 DE ASTECSN EN
RESPUESTA AL EXCONSEJERO GURGUÍ

 

Ante las recientes declaraciones efectuadas por personas que en la actualidad tienen responsabilidad en los órganos de dirección del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), o que la han tenido en un pasado reciente, la Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN) considera necesario realizar algunas aclaraciones sobre los principios que deben regir la actividad de un organismo regulador nuclear y de las personas que prestan sus servicios en el mismo.

Independencia y transparencia:

En declaraciones recientes publicadas en prensa, el exconsejero del CSN, Sr. Gurguí, que cesó en su cargo el día 16 de octubre de 2015, manifestaba que sólo cinco personas (los miembros del pleno) deben actuar con independencia y transparencia en el CSN y que los demás empleados del centro, incluidos los técnicos, “están sometidos a una estructura jerárquica”.

Quien así piensa manifiesta un profundo desconocimiento de lo que debe ser la función pública, y más aún en un organismo cuyo fin es la seguridad y protección de los ciudadanos y del medio ambiente. El recientemente publicado texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP) establece en su artículo 52 que “[los empleados públicos] deberán actuar con arreglo a los siguientes principios: objetividad, integridad, neutralidad, responsabilidad, imparcialidad, confidencialidad, dedicación al servicio público, transparencia, ejemplaridad, austeridad, accesibilidad, eficacia, honradez, promoción del entorno cultural y medioambiental, y respeto a la igualdad entre mujeres y hombres...”.

Contrariamente a lo que afirma el exconsejero, la independencia de los funcionarios expertos en seguridad nuclear y protección radiológica es fundamental y necesaria en cualquier regulador nuclear, y no es un atributo exclusivo del Pleno del organismo. La confusión e inoportunidad que demuestran estas declaraciones revela la pobre concepción del liderazgo de las personas que están al frente del CSN, aunque los principales responsables de esta situación son los partidos que los han elegido para una responsabilidad semejante. Los verdaderos líderes no recelan de la independencia de criterio de las personas a las que lideran o claman por su sometimiento a la estructura jerárquica, sino que la promueven como un elemento enriquecedor para la organización. La aplicación de criterios objetivos y acordes con unos principios éticos bien establecidos debe presidir las actuaciones y la toma de decisiones de todas las personas al servicio del CSN; es por eso que esta Asociación ha aprobado recientemente su código ético. http://www.astecsn.es/código-ético/

Cadena jerárquica:

En lo que respecta al sometimiento a la cadena jerárquica, también establecido en el EBEP, nunca deberá alcanzar los contenidos y las conclusiones de los informes técnicos ya que eso iría en contra de los principios anteriormente aludidos de objetividad, neutralidad, imparcialidad, honradez y otros. Las discrepancias técnicas deben dirimirse con argumentos técnicos, y si la discrepancia entre un técnico y sus superiores persiste, no pueden esgrimirse argumentos de autoridad para intentar obligar al técnico a cambiar su postura, o destituirle de su cargo cuando no se consigue, como desgraciadamente ha ocurrido recientemente en el caso del Jefe de Área de Experiencia Operativa y Normativa del CSN.

Un procedimiento de gestión de discrepancias, habitual en los organismos reguladores de otros países de referencia, no existe como tal en el CSN. Pocas discrepancias entre los órganos directivos y los estamentos técnicos se han resuelto mediante una toma de posición fundamentada y transparente. Cuando el superior discrepe de unas conclusiones técnicas y opte por cambiarlas debe asumir su propia responsabilidad, argumentando su discrepancia y dejando constancia del cambio. Entendemos fundamental para el CSN el establecimiento de un proceso independiente y neutral que sirva para gestionar los posibles y deseables debates internos que surjan en cuestiones científicas y técnicas, poniendo así en valor el conocimiento existente, y no dejando que ninguna de las contribuciones se pueda perder o quede apartada por criterios que defiendan otros intereses distintos de los que deben acompañar siempre a los gestores públicos.

Cuando un órgano directivo, hablando de un técnico discrepante, manifiesta que “en una empresa privada este señor ya habría sido despedido” sólo demuestra una concepción profundamente equivocada de la jerarquía y una visión errónea de la función pública, incompatibles con los principios de actuación que establece el EBEP. Un regulador nuclear no se puede gestionar con la visión de una empresa privada, y sus gestores deberían contar con las aptitudes necesarias antes de ser nombrados en el cargo. Las discrepancias técnicas y la actitud crítica deben ser no sólo respetadas y debidamente gestionadas, sino fomentadas. Ambas son un valor intrínseco y primordial en cualquier servicio público y más aún en un regulador como éste, con su bagaje humano de alta especialización, buscando siempre la excelencia como aportación a la sociedad.

Motivación y descontento:

En las declaraciones antes mencionadas, el exconsejero se refería a “un pequeño grupo de descontentos con ganas de brea”.

A este respecto cabe señalar que el descontento que este exconsejero atribuye a un pequeño grupo no es sino el reflejo de una desmotivación generalizada, y que ha sido reconocida por diversos responsables del Organismo en manifestaciones públicas. El primer paso para que esta institución mejore es hacer un diagnóstico correcto y conocer bien lo que piensan los propios trabajadores. Cuando se ha propuesto la idea de realizar una encuesta del clima laboral la respuesta recibida de algún responsable ha sido que “no sería imparcial y serviría para reflejar una actitud muy crítica contra la jefatura”.

El motor principal que tiene esta Asociación es su deseo de cambio dentro del organismo regulador, particularmente en la mejora sustancial de su cultura de seguridad. En este sentido mantendremos una actitud crítica, fundamental para la modernización y mejora continua de las administraciones públicas, y para aumentar la motivación del Cuerpo Técnico. Como dice el experto en derecho constitucional y de las administraciones públicas Rafael Jiménez Asensio: “Que nadie se llame a engaño, sin una función pública que desarrolle el talento, fortalezca la neutralidad leal, la creatividad, la innovación y el cambio, no hay futuro.” La sociedad está cambiando rápidamente y exige mejoras en sus representantes y en las administraciones públicas, para atender a esta nueva demanda de modernización, eficiencia y calidad. Nosotros queremos ser parte activa en este cambio.

Sabemos que las expresiones coloquiales no deben tomarse en sentido literal pero a veces pueden inducir a la reflexión. Embrear y emplumar fue, en épocas pretéritas, una forma de humillar públicamente y castigar al disidente. Confiamos en que el exconsejero no estuviera evocando tan detestable práctica cuando atribuyó “ganas de brea” a los descontentos del CSN. Esta Asociación se enorgullece de estar impulsando el cambio y la mejora del CSN, buscando el fortalecimiento de su independencia, aunque eso nos lleve a ser merecedores de brea para los que poco aportaron a la mejora del CSN.

Presiones y trabajo en libertad:

Otra de las afirmaciones del exconsejero, intentando salir al paso de las cada vez mayores evidencias de falta de independencia en el CSN, ha sido que deja el Consejo de Seguridad Nuclear tras seis años como consejero sin haber recibido “nunca la más mínima presión” y habiendo ejercido el cargo “siempre con plena libertad”. Evidentemente, las percepciones personales no son opinables, pero sí podemos decir que ha sido muy afortunado.

Existen muchas formas de presión. Algunas de ellas son inevitables como fue la realización de trabajos urgentes a raíz de la ocurrencia del accidente de Fukushima. No son este tipo de presiones las que nos preocupan. Presiones inadmisibles son las que se producen cuando los tiempos asignados a las tareas del Cuerpo Técnico no se fijan en función del rigor técnico necesario, sino de plazos marcados por intereses ajenos, elecciones, opinión pública y otras variables políticas.

Presiones inadmisibles son paralizar propuestas de expedientes sancionadores, o de identificación y categorización de hallazgos de inspección sin argumentaciones técnicas. Presiones inadmisibles son privar a los técnicos de los medios necesarios para exigir en tiempo y forma la información que se requiere a los titulares durante los procesos de evaluación. En este sentido, es imprescindible que se respete por parte de la cadena jerárquica los plazos mínimos necesarios para realizar las tareas con el rigor y calidad que exige la importancia de una labor que protege los intereses de los ciudadanos.

Sin embargo, es cierto que existe una forma en la que se puede trabajar sin presiones y con plena libertad. Los técnicos del CSN sabemos que, si en el ejercicio de esa libertad emitiéramos solamente informes favorables entregados en los plazos en que se solicitan, aunque fueran de baja calidad, no estaríamos sometidos a ninguna presión. Nadie pediría explicaciones ni se intentaría influir sobre esas conclusiones. Sólo cuando el rigor en el trabajo lleva a conclusiones que son contrarias a las solicitudes de los titulares, especialmente en el caso de las instalaciones nucleares, surgen esas presiones inadmisibles.

En esta materia es importante resaltar que es crucial para el buen funcionamiento del sistema regulador que cada uno conozca y asuma su responsabilidad. El técnico debe poner en sus informes lo que considera adecuado como experto, y sus superiores, desde su jefe directo hasta los miembros del Pleno, con sus conocimientos y sus propias responsabilidades, deben reflejar su posición en cada tema técnico, no teniendo por qué ser coincidentes. Es lícito exigir que no se presione a ningún técnico para que su informe exprese lo que desea la superioridad. Los verdaderos líderes, con su criterio y razonamiento, deben tomar así las decisiones, justificando sus disconformidades, y quedando siempre reflejada la posición de cada uno con la debida transparencia. Desgraciadamente, esto dista mucho de ser la práctica habitual en el CSN, y entendemos que la ineptitud y la falta de criterio técnico son la causa de una forma de actuar inaceptable pero habitual.

Liderazgo de calidad:

No podemos dejar de insistir en que una institución como el CSN no puede funcionar adecuadamente sin un liderazgo de calidad, que cada vez más brilla por su ausencia. Necesitamos un liderazgo basado en la integración de todos aquellos elementos que motiven, transmitan y respalden el buen desempeño y excelencia a los trabajadores. La política perversa del abuso de la libre designación, que desgraciadamente no es exclusiva del CSN y que se viene practicando desde hace años, pone de manifiesto el intento de tener todo bajo control. Esta política consiste en convertir en puestos de libre designación todos aquellos que se consideran de cierta relevancia estratégica y que en su día fueron puestos de acceso por concurso de méritos (por ejemplo, la mayoría de las jefaturas de área), y así poder eliminar a los técnicos que representan un obstáculo, sin importar su valía técnica. Esta es una de las manifestaciones más sangrantes de ese liderazgo de baja calidad que sufrimos en el CSN.

Declaraciones como éstas, procedentes de un exconsejero, son lamentables ya que ponen en tela de juicio la independencia del organismo al reflejar que la verdadera intención de la cúpula del Consejo es que el CSN "parezca" lo que debería ser, un regulador independiente, transparente y riguroso.

 “Las instituciones son como fortalezas. Tienen que estar bien construidas y además propiamente guarnecidas de gente” (Karl Popper)
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